La Barceloneta es un barrio que acoge en sus angostas callejuelas un no parar de bares de tapas, tabernas, restaurantes y garitos donde encontrar todo tipo de cocina, en la que destaca un marcado sabor marinero. No podría ser de otra forma por su cercanía al Mediterráneo, su orgullo de barrio de pescadores y la historia con ese punto canallesco que arrastra.
Entre toda esta amalgama de propuestas, al mismo tiempo que se abre la plaza de la iglesia (como la conocen popularmente en el barrio) aparece ante nuestra vista una taberna dirigida por una familia heredera de tradición cocinera: L’Òstia Taverna Gastronòmica (Plaza de la Barceloneta 1-3).
El restaurante está situado a tiro de piedra de donde dicen sus dueños que estaba el bar de su abuelo, el mismo sitio donde nació Pepi, su madre. Y precisamente L’Òstia va de eso: respirar el «de toda la vida» y a la vez adaptarse a los tiempos modernos. Por eso combina un aire nostálgico con una propuesta culinaria digna del siglo en el que nos encontramos.
Restaurante mediterráneo auténtico
Un consejo para cuando llegues la primera vez a este local de la Barceloneta: no te dejes amedrentar por su carta en varios idiomas. L’Òstia no es el típico restaurante de playa cazaturistas en el que todo vale. Ni mucho menos. Ahora, puedes seguir leyendo (¡o lo decíamos o no podíamos continuar con nuestra reseña!).
Una vez quitado ese peso de encima, decirte que en dicha carta (tienen la versión de invierno y la de verano según la época del año) encontrarás variedad lo suficientemente amplia para que todo el mundo acierte en su elección. De hecho, te recomendamos que te tomes tu tiempo para escoger las raciones, no tendrás suficiente hambre para degustarlas todas y pensarás que sería una lástima. Lo bueno de todo ello es que puedes volver otro día y quitarte la espina. Y un tercero para coronar tu menú ideal 😉
¡A tapear!
El menú dispone de una generosa variedad de ensaladas, muy indicadas para la época veraniega y para todos aquellos comensales que no pueden pasar sin algo de verde en su ágape. Una de las mejores es la que hacen con burrata y tomate, equilibrada y refrescante. Hechas las presentaciones, como se diría, podemos lanzarnos a lo que vale de verdad la pena del restaurante: sus tapas y raciones.
Para no extendernos en exceso iremos al grano y daremos nuestra propia selección, siempre muy subjetiva. ¿Qué no os podéis perder por nada del mundo? Por ejemplo, la tapa de parmentier con foie, yema de huevo y trufa: los amantes del huevo la disfrutaréis como enanos. Y siguiendo con uno de los elementos de la tapa recién mencionada, destacamos muy mucho el estofado de rabo de buey con parmentier (nos atreveríamos a decir que gustará incluso a los que no son muy aficionados al rabo de toro).
Mención a parte merecen también otros platos que habréis podido degustar en muchos otros restaurantes, pero seguro que no como aquí. Empezando por unos aparentemente simples calamares a la romana que en realidad son como para caerte de la silla. Siguiendo por sus genuinas bravas: el único sitio donde las hemos visto servidas con carne y que las hacen singulares. Y terminando por un tartar de atún sobre aguacate repleto de exquisito sabor.
Probablemente llegarás desfondado a la hora del postre. Si te queda un hueco, la tarta tatín de manzana tiene una pintaza y traduce bien al paladar su seducción visual. Unas trufas para acompañar al café también serán un buen colofón para esta copiosa comida.
Para desayunar, el aperitivo, comer o cenar
A L’Òstia se puede ir en cualquier momento del día. Buena elección también para un completo desayuno, cuando lo veréis más lleno será sobre todo en verano en la terraza a la hora del vermut (sirven uno casero con un toque dulce muy agradable), así como fuera y dentro en los turnos de comida y cena.
No quisiéramos dejar de advertir que fácilmente se os pueden ir 30€ por cabeza en una sentada, sin embargo la relación calidad-precio es extraordinaria, los pagaréis bien a gusto. Podéis ir con amigos, en familia e incluso con los más pequeños, a los que podréis sentar en las sillitas que pondrá el restaurante a vuestra disposición. Además, su equipo os dispensará un trato más que correcto, os ofrecerán opciones fuera de la carta y os sabrá aconsejar sobre las cantidades idóneas de raciones a elegir.
Simplemente queda decir que si buscas realizar una parada para comer en un local que emana tradición y modernidad al mismo tiempo en un enclave lleno de autenticidad, márcate una buena Òstia.
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