El concepto de un «buen» restaurante es muy subjetivo, pero una cosa es cierta: El Nacional es un local como ningún otro en Barcelona. Este espacio de restaurantes, ubicado en en centro de la ciudad, se halla en un edificio enorme que antes era un garaje, pero que se ha renovado completamente en el estilo de la época modernista, con sus azulejos coloridos, arañas de cristal y toques de hierro forjado.
El Nacional se encuentra al lado del Passeig de Gràcia (Passeig de Gràcia, 24 Bis), en el corazón de la ciudad. Se esconde dentro de un pequeño pasaje, lo cual quiere decir que – aunque naturalmente acoge muchos turistas – no está completamente masificado y hay espacio para respirar.
La sala principal cuenta con techos altos y una variedad de ambientes diferentes: una brasería, una tapería, un restaurante de postres, un restaurante de pescado, una vermutería, un espaciode queso y vino, una coctelería o hasta una ostrería. Por lo tanto, la oferta es amplia. Pensamos que el lugar puede estar patrocinado por Estrella Damm, ya que esta marca conocida de cerveza se encuentra presenta en todos los lados.
Nosotros probamos el restaurante de postres, dónde (como era de esperar) la comida era impecable pero algo carilla. En la brasería, un segundo plato te saldrá más o menos por 15 € – 20 €. Eso sí, a pesar de que la comida es cara, algunas de las bebidas más comunes son más asequibles. Por ejemplo, un amigo se tomó una cerveza por menos de 2€ y un café cuesta más o menos lo mismo. Así que si te apetece visitar simplemente para cotillear y ver lo que hay, lo puedes hacer sin gastar demasiado.
Sin embargo, el aspecto más único de El Nacional no es la comida pero sí la decoración. Como mencionamos antes, toda la sala está decorada en estilo de época, lo cual te da la impresión de ser un extra en El Gran Gatsby desde el momento que entras por la puerta principal. Nos han llegado rumores de que solamente el mobiliario costó alrededor de tres millones de euros, y todos los detalles están rigurosamente cuidados. Comprobamos los sellos en los platos y podemos confirmar que El Nacional no compra en Ikea. Desde las esculturas de peces gigantes hasta los espejos del estilo del viejo Hollywood en los cuartos de baño, no te decepcionará.
Evidentemente, El Nacional no es un lugar para comer cada semana, ni cada mes. Se siente más parecido a un parque de atracciones que a un restaurante de verdad, y como ya he mencionado, es bastante turístico (eso sí, las multitudes están bien controladas). Sin embargo, si buscas un lugar diferente, puede ser una experiencia muy divertida, sobre todo si te interesa el estilo del modernismo y estás en el centro de la ciudad. Total, yo lo vería más como un museo en vivo que un restaurante.
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